Tenemos mucho que contar. Nos hacemos caso. Nos damos equilibrio. Hemos dado con los puntos neurálgicos para ser en el mar de sensaciones que nos provocamos.
Nos echamos de menos y vamos al encuentro. Nos llamamos con explicaciones que nos hacen apuntar todo lo alto que podemos.
Hemos dado con las luces que nos quitan las flores de un invierno que fue y volverá. Nos hemos superado. La niebla no gana la partida.
Nos escuchamos con los intereses compartidos. Hemos citado los cuentos que nos llaman la atención. Nos influenciamos.
Demos con los consensos que nos hacen ser más fuertes. No nos introduzcamos en aspectos poco novedosos. Vayamos a entender cuanto ocurre.
Juan TOMÁS FRUTOS.
domingo, 31 de agosto de 2014
viernes, 29 de agosto de 2014
Universo para los dos
Ganamos otra vez con reformas que nos llevan donde los papeles nos sirven con recuerdos extraordinarios que nos valen con sus testimonios más característicos.
Nos dejamos ir hasta ese mundo que todo lo corrige. Las evidencias nos portan donde las presencias nos permiten dar con lo principal.
Hemos catalogado las ayudas con más refuerzos. Estamos ante esa base que nos previene y promueve con gustos anunciados.
Lo evidente nos lleva donde la existencia tiene sentido. Los valores han de mantenerse donde deben. Presentimos mucho.
Hablamos de opciones, que las tenemos con ese universo que hemos creado para los dos. Las cuentas van hacia delante.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos dejamos ir hasta ese mundo que todo lo corrige. Las evidencias nos portan donde las presencias nos permiten dar con lo principal.
Hemos catalogado las ayudas con más refuerzos. Estamos ante esa base que nos previene y promueve con gustos anunciados.
Lo evidente nos lleva donde la existencia tiene sentido. Los valores han de mantenerse donde deben. Presentimos mucho.
Hablamos de opciones, que las tenemos con ese universo que hemos creado para los dos. Las cuentas van hacia delante.
Juan TOMÁS FRUTOS.
viernes, 22 de agosto de 2014
Un suicidio
No deja de ser paradójico que hablemos de desarrollo
y no sepamos dónde colocar cada año los 40.000 millones de toneladas de basura que
lanzamos a la Tierra y/o a la atmósfera. Hablamos de civilización, y cada año
se triplica el número de especies animales o florales que desaparecen para
siempre, tras miles de años de historia. Rompemos el ritmo, el equilibrio y la
armonía de la Naturaleza porque somos inclementes con ella. Pensamos que
podemos controlar lo que sucede, y no es así. Nosotros formamos parte de ese
medio ambiente (debemos recordarlo), y en él repercuten esos abusos, los
nuestros.
Somos vendedores de humo, consumidores en loca
carrera hacia la destrucción y en manos de desalmados industriales que usan y
abusan sin pudor alguno. Los dichosos poderes de las sociedades, unas y otras,
asumen su impotencia y su ineficacia, y no son capaces de defender el interés
general, debido a su carácter cicatero, pusilánime y materialista. Desespera
ver lo que acontece.
Somos seres inteligentes y no se nos escapa la
existencia de privación, de hambre, de marginación y de miseria. La carestía y
la guerra campean por doquier y atenazan a cuatro quintas partes del mundo
conocido. Es cierto que estamos, por una relativa fortuna, en el lado bueno, en
el del bienestar, en el del bien y buen vivir, en el del despilfarro de todo
género, con una desproporción del gasto superior a lo que puede asimilar la
Madre Natura.
Millones de seres humanos sobreviven con lo mínimo,
con lo puesto, con menos, o no sobreviven... No hay más que ver la inseguridad
y la desesperación de la mayoría de los países del orbe. Las oligarquías
económicas, sociales y políticas, o todas ellas a la vez, roban y esclavizan al
resto de los conciudadanos. De vez en cuando ocurren inclemencias, terremotos,
ciclones, huracanes, volcanes... Ante el dolor de las imágenes que recorren
medio mundo, cabe que nos preguntemos por qué siempre sufren los más pobres, y,
fundamentalmente, por qué padecen más y más en una espiral imparable.
El subdesarrollo es la consecuencia de un modelo
financiero que produce hambre, dolor y exclusión. Llamemos, por favor, a las
cosas por su nombre. Nos estamos ahogando. Esta situación es insostenible. No
es posible pensar en el futuro, si no estamos todos juntos. Es preciso arbitrar
fórmulas para afrontar la calamidad de la injusticia. No olvidemos que no hay
paz sin llegar a lo equilibrado, sin que cada uno tenga lo suyo, en la
proporción que sea, pero lo suyo, lo mínimo, lo esencial.
Toleramos
mucho
Es suicida la actitud que mantenemos y/o toleramos.
La confianza en el ser humano ha de ser una premisa, un pilar básico. Asimismo,
la fe ha de ir acompañada de gestos, de actuaciones, de determinaciones para
seguir adelante con voluntad de cambio, y con la transformación también. Lo
interesante, lo urgente y lo conveniente es sumar y no restar, es vivir y dejar
vivir, es cohabitar con arrojo y devoción y con el deseo de superar los
desastres y las catástrofes. La fuerza de los humanos viene de su sabiduría para
vivir en comunidad.
Si perdemos ese instinto, no seremos nada, no
quedaremos; y todos los esfuerzos históricos habrán sido inútiles. Vamos camino
del puro suicidio, pero, no lo olvidemos, siempre hay una posibilidad de
salvarnos.
Juan
Tomás Frutos.
lunes, 18 de agosto de 2014
Hechos de amor
Generemos ese todo que nos aclara hacia dónde podremos ir con una misión que nos haga ser en lo posible. Nos debemos propiciar lo mejor.
Nos hemos de subir a la pendiente más maravillosa. Consultemos lo que somos, y el porqué. Nos hemos de maravillar con las consecuencias más deseadas.
Nos implicaremos cada jornada en lo que realicemos. Hemos de ser candidatos a vivir en la paz de los ancestros, con los que nos hemos de mover dichosamente. Nos debemos poner entre garantías que nos lleven donde somos.
Nos debemos comportar todo lo bien que podamos. Hagamos que los otros crezcan a la par, sin desniveles que llamen a la negatividad. Nos hemos de comprender en aguas tranquilas.
Nos debemos a los universos más estimulantes. Nos hemos de consolar con gratitudes cargadas de hechos de amor. Somos relevantes.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Soñadores reales
Todo llega a ti
en este universo
que hemos creado
con sueños de amor
que nos proponen gustos
con los que unirnos
a los gozos
que apartan las sombras.
Todo llega
en su momento adecuado,
mientras asumimos
los pronósticos
con secuencias
de pureza y cariño
que nos sacan de lo profundo.
Todo es con refinamiento,
con unas elucubraciones
que están donde nos presentamos
con persistencias de caricias
que nos aclaran mucho.
Somos soñadores
que nos convertimos en realidad.
Juan TOMÁS.
en este universo
que hemos creado
con sueños de amor
que nos proponen gustos
con los que unirnos
a los gozos
que apartan las sombras.
Todo llega
en su momento adecuado,
mientras asumimos
los pronósticos
con secuencias
de pureza y cariño
que nos sacan de lo profundo.
Todo es con refinamiento,
con unas elucubraciones
que están donde nos presentamos
con persistencias de caricias
que nos aclaran mucho.
Somos soñadores
que nos convertimos en realidad.
Juan TOMÁS.
domingo, 17 de agosto de 2014
Formatos
La vida es, pese a sus contradicciones y aspectos extraños, muy sencilla. Lo que ocurre es que le damos muchas vueltas a situaciones simples, cotidianas en muchos casos, buscando ruedas que igual ni existen, esto es, complicamos las cuestiones y los eventos diarios, relevantes o no, más allá de lo razonable. Acontece en muchas ocasiones.
En realidad, todo depende de los formatos en y con los que nos involucramos. Es una teoría con la que me muevo en los últimos tiempos, y percibo que se cumple más de lo que meditamos. Así, podemos coincidir en que lo que es asumible a una edad no lo es en otra, lo que gusta en una etapa desagrada en otros estadios, y lo que en unas geografías es defendible en otras despierta oposiciones. Incluso nosotros, en nuestro día a día, nos introducimos en la discordia perenne con puntos de vista dispares, excesivamente antagónicos. Es como si no quisiéramos evitarlo.
En los medios de comunicación, que son un reflejo de la sociedad de cada era, nos enfrentamos a que los mismos episodios, según los empaquetamos, tienen más o menos seguimiento y/o aceptación. Hasta tal punto es de esta guisa que hemos decidido envolver casi todo desde el nivel comunicativo del corazón, como para asegurar audiencias (que luego, por la fragmentación, no son tan altas), llegando a saturaciones y excesos incluso en soportes sagrados, o que lo eran, como los informativos, que nos hacen perder credibilidad y hasta verosimilitud a borbotones.
El formato o soporte, como aquí lo utilizamos, se puede paragonar al contexto del que nos hablan los expertos en comunicación. Las circunstancias, las características, los acontecimientos reiterativos que nos permiten ponderar o explicar lo que hacemos, lo que reseñamos, lo que hablamos, sus intenciones, incluyendo gestos, interpretaciones de distancias o cercanías, amén de otros componentes históricos, territoriales, intelectuales y de conocimiento en general son ejes fundamentales para saber cuáles son los sesgos, las intenciones y los alcances de las palabras expresadas. Esto es tan así que desde pequeños nos enseñan a que cuando escuchamos algo preguntemos cuándo se dijo, con qué tono, quiénes fueron los protagonistas en diversos aspectos, e incluso que añadamos al mensajero o interlocutor la indagación sobre cuál es su apreciación al respecto.
Los recursos median
Los créditos respecto de los mensajes son cruciales para darles una consideración de verdad o no. Los medios empleados, los instrumentos que intermedian también tienen sus magnitudes, y son igualmente básicos para saber qué es lo que pretenden con sus noticias o comunicaciones parciales o totales. Nos recordaba McLuhan que los recursos intervienen en lo que glosamos hasta tal punto que varían los resultados según los que empleemos.
Al parecer, esto se nos ha olvidado. El mundo de precipitaciones y de tecnologías rápidas que hemos desarrollado no permite muchos márgenes, y así nos va. Esperamos que todos al mismo tiempo, en sociedad, atiendan lo mismo con idénticos vocablos, y eso es, en sí, una utopía, incluso podríamos decir que una perversión. Ni siquiera habría de ser lo deseable en una Democracia. La libertad de opinión tropieza con este análisis.
Además, los mensajes no siempre son lineales ni en su exposición ni en su interpretación. Por eso, los que se suponen ingenieros de la comunicación han de empaquetar bien lo que anhelan destacar. A veces ocurre que no saben, lo cual no es excusa. En otros supuestos no les importa, que aún es peor. En el fondo y en la forma precisamos una pedagogía por y para los medios, como nos reiteraba el recientemente desaparecido Vicente Romano.
Igual convendría que, entre celeridad y otros perfiles raudos, tuviéramos un poco de tiempo para leer a este pensador y a otros tantos. Y, por favor, no pensemos únicamente en ideologías. El problema es mucho más extenso.
Juan TOMÁS FRUTOS.
sábado, 16 de agosto de 2014
Convencidos
Convenzamos
a las amistades que son
para que sigan
por ese camino que nos enseña
a vivir en paz,
desde la concordia
que prioriza
los arreglos en el decorado
de la pasión.
Imaginemos
que las posturas traviesas
son la imaginación al poder,
y hagamos que la fuerza
nos acompañe
ahora y siempre
con un lujo de detalles.
Seamos previsores,
pero sólo hasta cierto punto.
Las opciones diarias
se tiñen con amor.
Expandamos el ciclo
que nos justifica
día tras día, con sosiego,
haciendo realidad
lo que anhelamos,
los sueños más felices.
Convenzámonos:
deberíamos estar convencidos ya.
Juan T.
a las amistades que son
para que sigan
por ese camino que nos enseña
a vivir en paz,
desde la concordia
que prioriza
los arreglos en el decorado
de la pasión.
Imaginemos
que las posturas traviesas
son la imaginación al poder,
y hagamos que la fuerza
nos acompañe
ahora y siempre
con un lujo de detalles.
Seamos previsores,
pero sólo hasta cierto punto.
Las opciones diarias
se tiñen con amor.
Expandamos el ciclo
que nos justifica
día tras día, con sosiego,
haciendo realidad
lo que anhelamos,
los sueños más felices.
Convenzámonos:
deberíamos estar convencidos ya.
Juan T.
LOS "ÚLTIMOS"
Conmemoramos
estos días un concierto que marcó un antes y un después en las vidas del
planeta Tierra. Los “últimos” dijeron, nos dijeron, que la verdadera riqueza
está en los corazones. Entonces se oponían a una guerra. No ganaron. Ahora hay cuarenta
conflictos vivos que dejan demasiados muertos.
Subrayaban que
podían vivir con lo puesto, y ahora estamos en el “sobre-consumo”, lo cual está
conduciendo al planeta al borde del desequilibrio. No salen las cuentas.
La lucha de
clases se ha convertido en pugna por sobrevivir. Los ancianos, los seres
queridos que nos precedieron, abandonaron sus vidas con un enorme sacrificio en
pos de nosotros. Flaco favor les hacemos cuando no conservamos lo que nos
legaron.
El bienestar,
las opciones y las oportunidades meditando en torno a esos “últimos” debe ser
una premisa que, de no mantenerla, nos dividirá y romperá en mil pedazos. La
sociedad ha de estar unida en las grandes bases como son la educación, la
sanidad y la igualdad desde la justicia, la libertad y la búsqueda de la
felicidad. Todo lo que no sea hacer esto realidad es equivocarnos. Hagamos
balance cuatro décadas más tarde.
Juan TOMÁS FRUTOS.
domingo, 10 de agosto de 2014
Humo
Transcurre la vida deprisa, con demasiada celeridad. Un día de ésos en los que vamos por la autovía camino de todas partes y de ninguna, observamos un intenso humo en el entorno. Pensamos en un fuego, y lo es. Sale de un tanatorio. Alguien se va como llegó, siendo aire, cenizas al viento, como rezaba la canción.
Por un instante advertimos la fragilidad de la existencia, lo efímera de ésta, y seguramente hasta nos decimos que hemos de cambiar de hábitos una vez acabemos lo que llevamos entre manos, sea importante o no, que seguramente no será tan esencial como nos expresamos por el comportamiento de ese escueto instante.
¡Parecemos tan fuertes!, y, en el fondo, y en la forma, por dentro y por fuera, somos más débiles de lo que creemos y/o aparentamos ser. No hace falta nada más que una circunstancia vital que nos sobrevenga y todo gira hasta el punto de marearnos y trastocarlo todo. El universo tiene un sinfín de verdades, y todas relativas, como para agarrarnos a una sola como si fuera la férrea estructura que nos mantiene. Todo está en el aire, como ese humo percibido.
En todo caso, si algo nos iguala y nos fortalece es el amor, el no estar solos, el sentirnos útiles y con dinamismo en relación a los demás, lo tengamos en cuenta o no. ¡Todo es tan nimio! Precisamente el sentimiento de cariño nos sostiene en la locura de crisis permanentes en las que estamos: son cuestionamientos de edad, de identidad, de geografía, de nacionalidades, de sexos, de poderes, de planes, de cargos, de ideas, de compañeros de viaje, de versiones con las que crecer… Todo da vueltas sin cesar, sin parar, y, cuando se detiene, malo… Queda el humo en la nada, y, con ella, el vacío, salvo que hayamos hecho los deberes, que hayamos dejado un buen testigo, que nos quieran, que nos recuerden, que sigan nuestros ejemplos, y/o que nos mejoren.
No hay mejor herencia que las actitudes de bondad, de ilusión y de entrega que hayamos manejado y perpetuado a través de los que nos siguen. Nadie se enamora de los ladrillos y de las propiedades, y quien así se postula acaba en penumbra. Nadie recuerda las escrituras de territorios y edificios, que, aunque parezcan tangibles, son igualmente humo.
El mundo se ha transformado en demasiado interesado. Puede que siempre haya sido de esta guisa. El dinero y sus dividendos lo presiden todo. Hasta se interpreta si es rentable un tratamiento para nuestra salud. La relación coste-beneficio es un binomio que duele, que nos rompe, que nos va aniquilando, mientras el sistema, esto es, la suma de todos nosotros, indaga sobre su porvenir en forma de cifras, de porcentajes, de parámetros. Parece obvia esta realidad, pero, sin duda, no lo es.
La esencia, el amor
El elemento esencial ha de ser el fuego del amor, y no el de la extinción: ¡ambos están tan cerca cuando llega el momento de la verdad! Hay demasiadas contradicciones en las programaciones a corto, medio y largo plazo. Buscamos ganar y ganar, y en esa quiniela hallamos más arruinados que millonarios. Lo reseñamos en sentido objetivo, pero también desde el sesgo de lo intangible, en plano de lo espiritual. El ser humano, como se suele repetir, debería ser la medida de la Ley, que ha de fraguarse para su felicidad. Ésa es la meta. Por desgracia, no se concibe siempre con esta óptica.
Al parecer, no lo tenemos muy claro. Pensamos en el dinero antes que en salvar vidas. Meditamos sobre pronósticos de juegos de guerras antes que en la paz, que siempre es el camino. No hay otro. Hay guerras de sobra (no debería haber ninguna), un exceso de hambrunas, de muertes por enfermedades evitables, y una locura de conflictos cuando las soluciones están a la vuelta de la esquina, o incluso delante de nuestros propios ojos.
No sé. Todo debería ser legible, pero puede que no sea tan sencillo. Es posible que incluso nos encontremos, a título personal, en la máxima equivocación. Sea como fuere, mientras esto digo, una religiosa, dedicada a la vida y a luchar contra la muerte de cientos, de miles de personas, queda sola delante de la Parca porque le faltaba un papel que dijera que era ciudadana de la Tierra. En su pasaporte ponía nigeriana. ¿Acaso alguien de nosotros tiene una nacionalidad mejor? Puede que con la edad cada vez entienda menos eventos de los que suceden. Seguramente el humo al que me dirijo ya me enturbia la visión.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Estemos vivos
Nos autorizamos a vivir, y eso ya es un comienzo. Nos ubicamos donde la vida es lo que es. Nos rodeamos de pasiones.
Nos hemos de liberar con registros de amor que nos han de dar la parte que nos gusta. Nos implementaremos con recuerdos que serán.
Debemos vernos con raíces profundas que nos han de dar unos patrones con los que liberar cuanto llevamos dentro.
Nos hemos de ayudar con impresiones que importen en tiempo y forma. Las fortunas nos devolverán a los estados más extraordinarios.
Nos hemos de acercar a los criterios no vencidos. Nos debemos escuchar de la mejor manera posible. Estemos vivos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Nos hemos de liberar con registros de amor que nos han de dar la parte que nos gusta. Nos implementaremos con recuerdos que serán.
Debemos vernos con raíces profundas que nos han de dar unos patrones con los que liberar cuanto llevamos dentro.
Nos hemos de ayudar con impresiones que importen en tiempo y forma. Las fortunas nos devolverán a los estados más extraordinarios.
Nos hemos de acercar a los criterios no vencidos. Nos debemos escuchar de la mejor manera posible. Estemos vivos.
Juan TOMÁS FRUTOS.
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)