martes, 30 de septiembre de 2014

Amor puro

Todo sucede en un mundo de compromisos que andan de la mejor manera posible. Nos hemos llamado la atención con recuerdos que son y que están donde deben. Nos hemos de comprometer.

Sepamos que podemos estar. Nos hemos consumido. Llamamos. Nos consolidamos con respuestas que están bien, como deben.

Arrancamos con medias serenidades que nos conforman con capacidades de amar. Nos hemos de resolver con impresiones que están, que son, que nos dicen que sí.

Dominamos las expresiones de cariño. Hemos aplicado remedios. Nos consolamos con reformas que se presentan oportunamente y están en el punto.

Nos destacamos con fórmulas de amor puro. Nos enganchamos al anhelo mismo, que es, que viene, que dispone.

Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 28 de septiembre de 2014

En las primeras palabras

Me emocionas
desde la distancia,
más de lo que piensas.
No estamos solos,
aunque las apariencias
lo indiquen.

No es oro todo lo que reluce,
ni tampoco lo malo
lo es tanto.
Hemos de saber buscar
y de interpretar
cuando damos con lo anhelado,
que, a veces, no es fácil.

Me ilusionas
con tus vivencias,
con tus pequeñas caricias,
con lo que haces o meditas,
con ese ejemplo
que sabe a vida.

Eres lo aguardado,
y empiezo a tener la confianza suficiente
para contártelo,
si es que no lo he hecho ya.

Como ves,
estás, siempre estarás,
en las palabras primeras
de la mañana, del mañana mismo.

Juan T.

Tenemos oportunidades

Tenemos toda la lluvia por delante. Somos en el misterio de la vida, que nos atrae, y, a veces, hasta nos distrae de lo fundamental.

Creemos en las manos que nos colocan donde merece la pena. Nos ponemos a trabajar, y nos distinguimos con pasatiempos de amistad.

Nos llegamos con el todo que alimenta. Nos acecha la mejor existencia. Adecuamos la evolución a la razón misma.

Nos hemos destacado con reformas que están donde deben. Nos movemos hacia el mar mismo. Nos congratulamos.

Vivimos con rescates permanentes. Nos sabemos buenos, y hemos de demostrarlo. Tenemos capacidades y oportunidades.

Juan TOMÁS FRUTOS.

sábado, 27 de septiembre de 2014

El día es auténtico

Uno le da, a veces, demasiadas vueltas, tanto a lo bueno como a lo malo. Bueno, puede que a esto último más. La experiencia, aderezada de pasión, nos debe mover a la mejora. Por eso estoy convencido de que hasta lo pésimo tiene el suficiente valor añadido para transformarnos positivamente.

Con la edad aprendemos que las cosas, de un margen y de otro de la vida, son como son. No podemos, ni debemos, evitarlas. Ante todo hemos de desarrollar nuestra historia personal sin complejos, sin miedos, mirando hacia delante. No busquemos la perfección, que no se alcanza ni por casualidad, en la que no creo.

Lo deseable es que miremos el comienzo de cada jornada como lo que es, único, y, paralelamente, genuino, con sus cosechas abundantes o escasas, con sus resultados dispares, con lo que nos ofrezca. Cada hora es excepcional, aunque la contemplemos como una rutina. Quizá la fortuna nos venga, o nos deba venir, de la regla de la doble motivación, de la múltiple comprobación a través de personas que, con su bondad y su generosidad, desde su amor incluso, nos demuestren que estamos vivos y con posibilidades y capacidades para la dicha.

Tener a alguien al lado que nos diga que somos, que estamos, que podemos, que nos definimos, que nos alegramos, que nos disponemos, que nos aclaramos, que aprendemos, que nos comprendemos… constata que el día es auténtico. Decía Ferdinand de Saussure, a su modo, que somos en relación a los demás. En consecuencia, si tienes, si tenemos, a alguien que nos resalte que el día es auténtico gritemos bien alto con ella, o con él, que lo es. Es nuestra verdad, que nos hará más felices, sobre todo porque no hay bienestar más elevado que amar y ser amado. Seguro. El día es auténtico. Pregunten en el entorno si lo es. Ya me dirán.


Juan TOMÁS FRUTOS. 

La voluntad del día

Eres mi sinceridad,
mi amor,
mi grito, mi silencio,
mi corazón,
mi destino sin meta,
mi emoción,
mi verdad destacada,
todo cuanto tiene sentido.

Nos hemos adecuado
a tantas caricias
que ahora somos
tenue deseo
convertido en alegría.

Eres la voluntad del día,
y a ella,
a ti,
me acojo.
Yo también soy sincero.

Juan T.

sábado, 20 de septiembre de 2014

Extrañas

Extrañas,
pero no debes.
Estamos juntos
hasta el fin de lo único,
de lo ideal,
de cuanto tiene razones
y serenidades
con las que crecer
en los últimos estadios
de una memoria
que figura
donde debe,
con frescura e ilusión.

Nos desbordamos
con entusiasmos que hacen crecer
y mejorar
el futuro que labramos en común.
No debes extrañar.

Juan T.

¡Soñemos!

Sabes que soñar es gratis, y que la recompensa, por la faceta de ilusión que imprimes a tus elucubraciones, es de pura eternidad en la dicha, que acompaña al viajero ligero de equipaje y presto a experimentar la sorpresa de manera compartida.

Cada día es una singladura nueva, aunque sigamos la misma dirección, aunque el paquebote sea el mismo. De vez en cuando alguien nuevo aparece entre los miembros de la tripulación, y con el tiempo lo advertimos fundamental.

Soñar es vivir, como nos decía Calderón de la Barca. A menudo se nos olvida. Por eso con estas luces del día nos hemos de premiar no con la auto-complacencia, sino  con el desarrollo genuino y calmado de la existencia, que es, como dice mi amigo Alcolea, el más grande don.

Procuremos estar, por lo tanto, en esa tonalidad y con las suficientes caricias para avanzar desde la intuición de que las opciones están ahí para todos, aunque sean nimias. La vida no es una cuestión de porcentajes. Se trata de mirar hacia delante, y, desde la responsabilidad, hacer el bien, que, como sabemos, acaba repercutiendo en nosotros mismos. Sin pedir mucho estoy convencido de que bastante se nos otorgará. ¡Soñemos, por favor!


Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 14 de septiembre de 2014

Imitaciones

Hay personas que se empeñan en controlar y en estar pendientes de lo que hacen los demás. Prefieren ocupar su escueto tiempo en esa actitud. En ocasiones, hasta los imitan, en otras los dicen ignorar sin hacerlo, y en ciertas oportunidades los tratan de neutralizar con más o menos fuerza o capacidad. Experimentan el desasosiego de existir en otras historias sin ser ellos mismos. Emular desde la diestra intención puede ser loable o plausible. Incluso hay quien mejora al seguido como ejemplo, que en este caso debe sentirse orgulloso de servir de impulso para otras ideas o actuaciones. Ocurre, en otros episodios, que sufrimos malos remedos del original que sólo indican que la envidia o el odio invade los comportamientos de indeterminados seres, que ambas posibilidades se gestan.

            Como quiera que la actitud ha de ser positiva a cada paso, preferimos quedarnos con los soberbios imitadores, con los que buscan la parte más interesante y relevante y la multiplican viendo auténticos sistemas cotidianos. También los hay que sonríen prolífica y prodigiosamente en cuanto afrontan una actitud jovial.

            Lo ideal, según creemos, sería imitar a los que luchan por un mundo mejor, sin obsesiones, buscando equilibrios que remarquen amores y deseos realizados. Los hay que sirven a los que menos tienen, a los que padecen carencias o discapacidades, a los que se quedaron atrás por miles de motivos que no hemos de valorar. Ellos precisan imitadores para superar los mares tempestuosos que nos rodean en estas crisis sin sentidos justos, aunque tengan todas las explicaciones del mundo.

            Pensemos en los pacientes, en los perseguidos, en los que contribuyen con su calma a ver las cosas con amplias ópticas. Imaginemos con ellos que la luz se puede expandir. Los necesitamos. Nos hemos de obligar a pugnar por un futuro que hemos de compartir desde las analogías que nos procuran.

            Los hay que bregan en hospitales, que hacen todo lo posible por educarnos, que nos protegen en las emergencias, que nos salvan de morir ahogados en el sentido literal y en el figurado… Ellos son dignas estampas que hemos de configurar cada día al cien por cien. Las copias de sus intervenciones sanan, y por eso nos hemos de animar a imitarles.

Distinguir

            Sepamos distinguir la paja del trigo. Algunos dirán lo que debemos hacer, y por sus hechos los podremos definir. Somos, como se suele decir, lo que realizamos de manera repetida y constante. Los hechos demuestran la verdad. Las palabras indican tendencias que han de fraguar en eventos para corroborar su validez. Nos hemos de alejar, en consecuencia, de los vendedores de humo, y, por supuesto, también de quien les compra sus veleidades.

            Contemplemos también las maravillas de la Naturaleza para multiplicarlas. Debe haber más árboles, más aire limpio, más fauna y flora que nos regalen sus aromas y colores. Debe generarse más oxígeno, así como soluciones para las patologías que nos rodean. Las respuestas están ahí, y las hemos de catalogar para asimilarlas desde la mejor de las interpretaciones.

            Tengamos en consideración, además, que cuando imitamos oportunamente, desde la tentativa más noble y leal, nos hacemos mejores personas, más humanos, defendiendo los universales que sostienen este planeta que llamamos Tierra. Hay mucha faena por delante. Igualmente, meditemos que todos, hasta sin percibirlo, ponemos nuestro granito de arena y colocamos nuestra impronta. Las óptimas acciones, aún imitadas, tienen una huella de originalidad que les distingue en lo personal, en lo individual. Por eso escribimos tan a menudo nombres en alusión a actos anónimos, a miles, millones, de exposiciones de generosidad y de amor con las que salvamos el ecosistema, que adquiere todavía significado a pesar de los pesares. Las señeras imitaciones, los ejemplos de hermosura, triunfan.


Juan TOMÁS FRUTOS. 

Punto de la felicidad

Estamos
en ese gozo
que no admite sombras,
y seguimos
hacia el principio
de una vida en común.
Nos conquistamos pacíficamente.

Nos sembramos
de paciencia y cariño.
Nos pertenecemos sin demora.
Estamos en la alegría.
Nos trasladamos
al punto de la felicidad.
Ya no hay confusión.
Somos uno.

Juan T.

sábado, 13 de septiembre de 2014

En marcha, con una sonrisa

Podemos compartir grandes momentos. El tiempo es de lo más valioso. Hemos de aprovecharlo poniendo remedio a desencuentros, pugnas, insolidaridades, soledades, carencias, dolores, penas, enfrentamientos, controversias inútiles...

Queda mucho trecho, aunque nos digamos que la vida es corta. Lo es, pero los agobios la estrechan más, y, a menudo, sin necesidad, nos derrumban. Debemos aprender de la experiencia. Nos hemos de apropiar del destino.

Giremos hacia esos deseos que nos calman la sed y nos permiten mejorar. Cada día es una ocasión de amar y de ser amado. Todo supone acción. Nada sucede por casualidad. Intentemos descubrir el porqué de cada situación, sea ésta como fuere.

Calculemos lo justo. En ciertas oportunidades, la improvisación nos ayuda. Sumemos ante la llegada del alba que nos suaviza la piel y nos recuerda que, por fortuna, estamos vivos. Ese regalo, amigos y amigas, lo hemos de utilizar. Lo contrario es desperdiciar lo que otros anhelarían.

Tenemos, pues, por delante un nuevo recorrido. Abrochémonos el cinturón, y pongámonos en marcha. ¡Ah!: ¡Y una sonrisa, por favor!


Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 7 de septiembre de 2014

Razones

Todos tenemos las nuestras. Nos referimos a las razones para actuar. Somos como somos. Nos perfilamos como resultados de nuestras circunstancias, que nunca son iguales, entre otras cosas por los factores que tienen que ver con el tiempo y el espacio. Espiritualmente poseemos la misma química, los mismos elementos, así como los componentes que nos identifican por estirpe, por género, por raza, por pertenencias sociales, históricas, geográficas…, que apenas difieren. Luego cada cual tiene sus intereses, sus objetivos, su subjetividad, y por eso seguimos estelas distintas, sabedores de que nos pueden dar la felicidad, que es lo que ansiamos en el fondo y en la forma.

Conocemos cada día las ocasiones, o ésa ha de ser la premisa, pero hemos de saber ver lo que podemos realizar con ellas, que nunca es uniforme, unívoco, direccional. Lo bueno y lo malo de la existencia humana es que hay que seguir. No podemos poner pausa y ausentarnos cuando los condicionantes no son propicios y/o adecuados.

El mundo, dice mi amigo Juan C. G. Domene, se ha vuelto muy complicado. Creo que demasiado, como él mismo considera, pero lo cierto es que lo que nos caracteriza es cómo afrontamos las dificultades. Por las obras nos desciframos. Somos cuanto somos capaces de llevar a cabo, y no excepcionalmente, sino cada jornada.

No se trata de vivir en la protección permanente, mas tampoco en el riesgo perenne. Debemos perseguir puntos de equilibrio. Asimismo, la óptica ha de basarse en el respeto, en el entendimiento, en el conocimiento de los demás, en la independencia de actividades y de principios sobre el cimiento de no hacer daño.  Como regla básica ha de movernos la norma de no generar pena a los otros, que son nuestras imágenes. No seamos absurdos pensando que somos más o mejores. Nuestras circunstancias, nuestras posibilidades, nuestras habilidades, han sido y son variadas, y, por lo tanto, no es de recibo que califiquemos a los vecinos sin saber cómo viven y los porqués.

Todos albergamos motivaciones específicas. Las interiorizamos y nos esforzamos por transformarlas para ser dichosos. El secreto esencial para ese estado, el de la felicidad, está en seguir la luz de la ciudadanía que nos circunda, a la que debemos todo. Su concepto pretérito y el futuro conservan las raíces de la protección universal, con la que crecemos con toda suerte de capacidades, lo cual es una fortuna.

Iniciativas de comprensión

Por ende, hemos de generar inercias de comprensión totalizadora y particular. La suma nos ha de seducir para obtener los más honrosos frutos. El beneficio lo es si es compartido. Lo contrario es la soledad, y a continuación, antes o después, la lucha por la nada. Aquí ya no hay razones, aunque las expresemos.

Las cosas, al hacerlas, se dicen solas”, nos resalta Woody Allen. Hay teorías que incluso indican que nuestros gestos, nuestros ademanes y nuestro físico son un reflejo del cúmulo de intervenciones y de formas de comportarnos a lo largo de nuestra propia historia. Observemos el entorno y veremos como, por ejemplo, las caras son el retrato de las almas que nos acompañan.

Como quiera que esto es así, hemos de avanzar con empatía y simpatía, procurando conocer y que nos conozcan, y rectificando, que es de sabios, al tiempo que hemos de conservar los fundamentos más constructivos. Las razones, cuando son justas y lógicas, no vencen, sino que convencen, y, en consecuencia, son más duraderas. Pensemos en ello, y veremos que todo depende del cristal con el que se mira, que no es igual para el conjunto. Intentemos comprender.


Juan TOMÁS FRUTOS.

Motivas

Motivas el día.
No siempre lo advierto,
no lo reconozco en todo momento,
pero así es.
Me brindas la razón.

Sí:
das la razón sin demora
de una jornada
que me preña de sorpresas,
incluso en lo más sencillo.

Cabalgamos hasta ese amanecer
que nos pertenece
porque a él nos entregamos
con pasión, sin lucha,
aceptando los elementos
que alimentamos honradamente.

Otorgas el gran criterio,
y sonríes:
pacientemente nos contemplamos,
y somos en esta ilusión
que es, que sigue,
que impulsa
para llenar la existencia,
que tiene dirección gracias al amor.

Los dos nos sabemos.
Me motivas.

Juan T.

sábado, 6 de septiembre de 2014

La vida

Nos ajustamos.

...

Nos llamamos con recuerdos.

...

Hemos teorizado.

...

Nos regalamos gloria.

...

Nos formamos.

...

Hemos querido mucho.

...

Nos proporcionamos lecciones.

...

Es la vida: la tuya y la mía.

Juan T.

Coordinados en la diversidad

El día se nos entrega limpio, con la llegada de los primeros rayos de Sol. Nos advertimos vivos. Es el primer paso. No hay temores. Nos preparamos para intervenciones naturales, sencillas, para lo que venga.

Nos permitimos el sosiego que nos refuerza en las pequeñas actividades, y, por supuesto, también en las grandes. No hay espera: tampoco prisas. Nos acercaremos con responsabilidad donde toque. Tenemos capacidad para adaptarnos, para modificarnos, para ser nosotros mismos.

Haremos que cada segundo sea importante. Evitaremos a los que hacen ruido y a los que dan clases sin tener espíritu de hechos fehacientes. Nos daremos acuerdos: los primeros, con nuestros corazones. Estamos en la vía más dinámica.

Cumpliremos con las intenciones buenas, y con los sueños que nos mejoran. Hemos aceptado la oferta del alba, que, sin hablarnos, nos comunica las perspectivas altas. Con estos pensamientos salimos a la calle, y, con una sonrisa, avalada por el milagro existencial, nos damos un baño de Humanidad. Estamos coordinados en la diversidad.

Juan TOMÁS FRUTOS.

viernes, 5 de septiembre de 2014

Ya somos realidad

Marcas las huellas
de un destino
que compartimos
con alegría,
pues tenemos suerte.

Nos percibimos
como esa gracia divina
que aparece en forma de amor.
No siempre se ve.
Ahora sí.

Platicamos,
y nos damos entereza.
Las tenues miradas
se vuelven atrevidas,
y gozamos del momento,
que estiramos hasta la noche,
y luego hasta el amanecer,
y un día y otro...

Indicas la diferencia,
que me place
en esta cita con aromas
de sueño cumplido.
Ya somos realidad.
Gracias.

Juan T.