lunes, 27 de octubre de 2014

SEÑAS DE IDENTIDAD

Un ejercicio que debemos hacer con cierta constancia y desde el equilibrio es ver lo que cada día realizamos y su incidencia en la Historia o en las existencias de los demás, que hemos de respetar todo cuanto podamos. Si no lo hacemos, corremos el peligro de ser responsables, más de lo que pensamos, de cuanto desarrollamos, de lo que sucede: somos por acción y omisión. Por eso hay que fomentar hablar, e incluso la crítica, con el fin de mejorar, de trasladarnos hacia la coyuntura cimentada de manera mancomunada.

            Nuestros comportamientos suman y siguen, y lo hacen de un modo imparable. La existencia de la Naturaleza no se detiene. De hacerlo, sería un mal asunto, como podemos intuir y suponer. Convenía el profesor Pedro Farias que cada jornada hemos de tener unos minutos para reflexionar sobre las decisiones fermentadas, sobre sus consecuencias, en torno a lo que efectuamos y sus resultados, y también acerca de si aprovechamos el tiempo en pos de la felicidad, que ha de ser el origen y la meta de nuestros actos. Si al acabar un determinado trecho no estamos joviales, al menos parcialmente, algo mal hemos activado o demorado. Ésta debería ser, cuando menos, la principal inferencia, ante la cual se han de tomar medidas.

            Actuar no siempre es fácil. Nos cuesta trabajo salir de las dudas, cambiar de escenario, suponer otras consideraciones, acercarnos a lo desconocido, mudar en definitiva. Nos debemos implicar respecto de lo que nos aporta sensaciones de equilibrio. De lo contrario podemos peligrar y permanecer en una desazón que rompe.

            La vida es un eterno aprendizaje. Hemos de saber ver lo que ocurre de cierta relevancia sabiendo separarlo de lo accesorio. Quitar el peso superfluo es fundamental. Además, hemos de leer entre líneas, conociendo, desde el contexto, que es lo que acontece.

            En todos los ámbitos, en todos los territorios, las masas forestales que nos rodean impiden a veces, en más ocasiones de las debidas, que contemplemos cada uno de los árboles que abrazamos y que nos soportan. Lo singular, lo genuino, desde la empatía con lo general, es la base para construir el conjunto. Esta aseveración se ha de interpretar con generosidad.

Objetivo diáfano

            El objetivo ha de ser diáfano: superemos las controversias desde ilusiones que nos hagan sentir lo más querido, aquello que merece la pena, dejando a un lado las pugnas inútiles. Hemos de otear todo con variada óptica, con el corazón henchido, ampliado desde el máximo entusiasmo, que nos ha de dar paz. Progresemos dejando hueco a los intereses personales como referencia para el bien común.

            Los hábitos (los seres humanos somos gentes de costumbres) nos encorsetan, hasta el punto de que no siempre somos capaces de ver lo que se instala en nuestros ecosistemas o cómo cambiar lo que nos perjudica. Los elementos rutinarios son perfiles que cansan, que enturbian, que ensombrecen, y por ello conviene apartarlos, superarlos. En definitiva, hemos de aplicar soluciones a las insolvencias cruciales que nos rodean. La bondad y la voluntad son ejes para descifrar las claves sociales que han de verse con transcendencia de conjunto. Si las apuestas no tienen presentes los lados particulares y los que atañen al número, desde el aporte de ambos márgenes, se nos escaparán las señas de identidad de una evolución que, si deja atrás a los últimos, pierde la base de su destino, esto es, su razón de ser.


Juan TOMÁS FRUTOS.

domingo, 26 de octubre de 2014

Comprometidos con la felicidad

Eres ese tono
que encaja, que alimenta,
que ensalza los valores
de un viaje
que sólo se justifica
si hay amor.

Eres el color perfecto,
la sonrisa ideal,
la emoción sincera,
la existencia plena,
lo genuino, lo que necesito.

Eres.

Sabes que significas
esa parte del todo
que explica el camino,
que me permite disfrutar
y aprender de todo él,
de cuanto somos,
en esa fusión que nos brinda
la vida entre eternidades.

Eres el bagaje, la soltura,
las certezas, los regresos
y las idas
desde las voluntades posibles.

Nos comprometemos
a una felicidad
que es derecho y situación.

Juan T.

sábado, 25 de octubre de 2014

Multiplicar lo bueno

Sonríe ante la vida, y di qué sientes. Nos hemos de mover hacia el escenario que previene y plantea lo mejor de lo mejor. No paremos.

Hemos de saltar de un sitio a otro en pos del conocimiento, al que tenemos derecho. Nos hemos de dar la suficiente sombra.

Cuadremos las amistades con unas señales de algodón que han de presentir las causas que nos colocan donde todo tiene el adecuado sentido.

Los hechos nos distinguen con las palabras que son ecos en el deseo más auténtico. Nos hemos de añorar. Demos las gracias por la existencia que compartimos.

Los astros que nos guían han de reconocer que los anhelos nos hacen vivir en lo común. Aclaremos los conceptos del aprendizaje. Todo lo bueno está ahí. Es cuestión de cogerlo para compartirlo, y, así, lo multiplicaremos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Ven

Ven a verme
y dime lo que piensas
mientras tomamos el elixir
del amor
a la luz de la Luna.

No importa
que salga el Sol
y disipe los sueños.

Éstos viajarán
hasta el fin de los días
donde nos conocimos.

Ven a verme,
y lo recordaremos.

Juan T.

domingo, 12 de octubre de 2014

Guardar los tesoros

Nos hemos de querer con lo que hacemos, con lo que elucubramos, con los espacios compartidos desde la emoción más ingente.

Tocamos lo suelto, los cables que nos atan a lo intangible, las emociones que nos trasladan a lo que pudimos cuajar.

Generemos lo más hermoso. Vayamos a conocernos. Nos hemos de consultar. Hagamos caso al corazón. Nos supondremos. Los días han de ser aprovechados. 

Contrastemos los movimientos que nos llevarán hasta ese instante apasionado y verde. Nos propondremos estancias relativas.

Guardemos los tesoros más queridos para las personas que los merecen. Demos a los demás, pero que no falte de nada para aquellos y aquellas que son esenciales en nuestras existencias. Es de justicia, ¿no'

Juan TOMÁS FRUTOS.

Viajamos con buenas obras

Miramos hacia esos tronos que nos permiten el mejor aprendizaje, y somos en las noches de varias consideraciones o tiempos.

Nos destacamos los elementos que consideramos básicos, y nos ponemos a plantear las destrezas más hermosas.

Sacamos los puntos que explicamos como esenciales para estimarnos en la totalidad. Nos alcanzamos. Todo es una portada ideal.

Nos hemos caracterizado con unos toques maestros que nos harán caer desde las posturas menos equivocadas.

Saldamos algunas cuentas, que volvemos a abrir. El mundo es puro dinamismo. Nos hemos convencido con buenas obras, y con ellas viajamos. ¿Quién esperará?

Juan TOMÁS FRUTOS.

Me convences

Me convences
con un beso
que sabe a sueño,
a inocencia, a lo que anhelé
cuando era un adolescente
y creía en la perfección.

Me convences
porque haces resplandecer
el nuevo día,
porque me regalas
otra perspectiva,
porque compartes lo positivo,
los óptimos sentimientos,
la emoción más sincera.

Me convences
porque todo se vuelve sencillo,
porque me haces más libre,
porque eres inteligente
y dulce,
muy dulce, la más dulce.

Me convences
con tus suaves caricias,
con la tenue mirada de la mañana,
y con los roces de tus rayos
de Sol o de Luna,
según el momento del día.

Me convences con lo que haces,
con lo que dices,
por lo que callas,
por la complicidad
que nos provoca ser más genuinos.

Me convences
por miles de actos,
por tus travesuras y locuras,
por la inmediatez de tu pensamiento,
por los objetivos entregados,
por las noches que son
más que jornadas enteras.

Podría estar horas y horas
dándote motivos,
pero, sobre todo, me convences
porque eres tú.

Juan T.

sábado, 11 de octubre de 2014

PREGUNTAS

La vida está llena de cuestiones pendientes de resolver. Es cierto que muchas se contestan, pero otras quedan ahí, pendientes, en un limbo, o bien no resueltas, a la espera de un tiempo o un linaje un poco mejores. Somos conscientes de que la existencia es así. Es lo normal. La historia es poliédrica, y alberga muchos matices, esferas y posibilidades. Con el fin de explicarlas debemos plantear cuantas dudas surjan. Es lo conveniente.

Por lo tanto, el compromiso con nuestro particular discurrir ha de ir en el sentido de mejorar desde el hallazgo, tras la oportuna pretensión de las respuestas a las incógnitas que el periplo vital nos vaya proporcionando de una manera más o menos amable, milagrosa o incluso esquiva. Desde el sosiego hemos de dar con los puntos cruciales, e incluso con los accesorios que sirven de complementos.

De las preguntas, incluso antes de responderlas, aprendemos mucho. Lo constatamos recurrentemente. Nos indican talantes, anhelos, sabidurías, planteamientos, caídas, intentos, posibilidades, creencias, distingos, regresos, y momentos de certidumbres o de lo contrario, así como las obligaciones, escritas o no, que podemos sostener con la faena de nosotros mismos.

Aprendemos desde infantes porque preguntamos, porque nos equivocamos y rectificamos, después de requerir a los que van por delante y que presumimos más sabios por lo interiorizado o experimentado.  El ciclo de la Naturaleza funciona de esta guisa. Nuestros progenitores suelen reiterar que hemos de cuestionar como base para la docencia.

Recordemos algunas verdades sin caer en lo absoluto. Según los interrogantes que colocamos en nuestras andanzas se nos ve más o menos curiosos, más o menos bien intencionados, más o menos pacíficos o vehementes, con causas y cautelas que nos procuran, si sabemos desarrollar nuestro quehacer, aquello que andamos indagando. Lo que no es de recibo en ningún supuesto es que no preguntemos.

El silencio, como máxima comunicativa, no es rentable. Nunca lo es. Además, cuando no hablamos se presenta la ambigüedad como máxima; y eso no contribuye a que las esencias, o lo que deban serlo, se trasladen al territorio de la mejoría. Hemos de considerar, de comentar, de acercarnos a las meditaciones ajenas, de implicarnos, de discernir, de discutir, de respetar desde el parlamento, promocionando las conversaciones, las imágenes de concordia y el diálogo, entre otras conductas.

Conocer las tendencias, las iniciativas, las actitudes y las posturas positivas y de apuesta por los demás, por los otros, por todos, desde el pacto y el análisis mancomunado y consultivo es síntoma de un progreso permanente.

Estructurar la existencia

Buscar las evoluciones supone estructurar la existencia desde el aprendizaje firme. Nos hemos de reunir una y otra vez para ubicar las opiniones expertas, lo que supone que tengamos en cuenta aquello que han vivido y meditan las personas de nuestro entorno mediato e inmediato. La apuesta clave es el conocimiento. Éste se cosecha de manera excelente reflejando las respuestas a las demandas que se constaten.

Parte de la crisis actual, una porción importante, es debido a la ausencia o a la falta de sustento de los valores ciudadanos y personales. Las estrellas que nos deben guiar son la bondad, el amor, la solidaridad, la calma, la tolerancia, la prudencia, y el deseo de apoyar a los demás, esto es, la cooperación.

Todos sabemos, en nuestros escenarios internos, que la persecución de respuestas es consustancial al ser humano, que ha avanzado cuestionando todo su ecosistema desde el parámetro de la decencia, por supuesto. Por eso entendemos que no es mucho reclamar la opción de que preguntemos, como cuando éramos niños, al tiempo que aguardamos, con la misma delicadeza y lealtad, las respuestas que las personas de bien se dignaban entonces a darnos, que constituían, afortunadamente, muchas. Ahora también.

Juan TOMÁS FRUTOS. 

viernes, 10 de octubre de 2014

Empezar con entusiasmo

Convergen los tiempos en la mañana, y sonríen para nosotros. Alguien dirá que eso es una locura, y yo les añado que bendita demencia la que me provoca, o nos suscita, contemplar la luz de un rostro de esperanza, de confianza, de alegría por esta nueva jornada de la que obtendremos oportunidades desde el compromiso.

Hay señales que interpretamos para mejor, con anhelos de libertad, con la postura más firme. Lo interesante es que las pongamos en valor sin miedo, adelantando el riesgo que dejamos habitualmente para mañana. Hoy es el día, y en él se funde todo. Puede que sea el momento. Subrayemos que lo es. Desde ya la cuestión es empezar con entusiasmo. Después de todo la fe en lo que somos y en lo que hacemos nos sana. Besos y abrazos.


Juan TOMÁS FRUTOS.

ANTE EL NUEVO AMANECER

¡Buenos días!

Sueña el día con vernos. Ponemos los pies en el suelo, y le decimos: ¡Buenos días! Le ofrecemos cada hora una sonrisa, mucha voluntad, cooperación, entrega, positivismo, ilusión y una pizca de locura, con respeto y jovialidad.

Por cierto, no olvidemos que, si interpretamos con afán y óptima intención el sentido de nuestros objetivos, loables, leales, éstos se convierten en realidad.

Lo dicho: ¡Buenos días! ¡A todos/as!

Juan Tomás.

No se puede pedir más

Sueño contigo,
y me alegro al despertar.
Te veo a mi lado.
A lo elucubrado
supera la realidad.

Vivos, y juntos.
No se puede pedir más.
No es preciso más.

Juan T.

jueves, 9 de octubre de 2014

Esperanza y felicidad

Vamos hacia esa cima
que nos permite
mirar y hasta ver
lo más curioso,
lo que nos gustó
con impresiones perfectas.

Nos dirigimos
a los mismos propósitos
que nos dijeron
que podría darse el amor
en la misma noria del deseo
que nos distingue
con pasatiempos
que nos dijeron que sí podemos
desde el positivismo.

Hemos rozado
las mejores teclas del amor,
que nos recuerda
la importancia de vivir
en paz, en equilibrio,
y dando,
lo que nos retorna esperanza
y felicidad,
mucha de la una y de la otra.

Juan Tomás.

miércoles, 8 de octubre de 2014

Creencia señera

Nos enclavamos en ese deseo que es un norte que nos lleva donde fuimos y volvimos a ser. Nos sorprendemos con los linajes que nos proponen deseos y frecuentes dichas que nos reiteran hacia dónde marchar.

Nos hemos de consolidar con unas brumas de pacientes dichas que nos llevaron con recuerdos nuevos hasta el mismo fin que volverá a ser inicio de una etapa renovada.

Nos comunicamos con vasos que nos sorprenden con dedicatorias que nos sugieren unas restauraciones nobles. Nos mostramos ante el destino.

Hemos adecuado los discursos hasta dar con los rescates que fueron y volverán desde la evolución menos terrible. Elucubramos.

Suscitamos buenos planes, y somos en ellos, entre ellos, con tendencias hacia la señera creencia en lo que pudimos darnos.

Juan TOMÁS FRUTOS.

Por amor

Generamos amor,
y amor aparece por doquier
con una virtud
que es ser compañía
en la danza de un deseo
que compartimos.

Gestamos emotividad,
y en ella estamos con paciencia.
Todo es calma
gracias a la alegría
que nos proporcionamos.
Sí, es el amor.

Nos armamos de paciencia
para demostrar
una felicidad eterna
a la que tenemos derecho
cada día, con un consideración
que nos regale frescura
y vitalidad, dinamismo entero.

Nos ponemos en marcha,
y somos, siempre somos,
por amor, sí, por amor.
¿Qué más se puede ser
o anhelar?

Juan T.

domingo, 5 de octubre de 2014

No hay emergencia

Eres mi oportunidad,
y la intentaré aprovechar.
Depende de los dos,
pero te juro
que pondré de mi parte.

La vida hay que exprimirla
como si fuera el último día.
Contigo advierto el primero
de una nueva era.

Gracias por ayudarme
a ver la cara amable
de la Luna,
que siempre ha estado ahí,
pero es ahora cuando veo el momento.

Eres la ocasión,
la misma, la de antes,
la de siempre, la soñada,
la vivida, la que me junta
con los emplazamientos perfectos,
la que me impulsa a estar
donde soy un tanto mejor.

Por cierto, no hay emergencia.

Juan T.

sábado, 4 de octubre de 2014

DOBLE MOTIVO PARA LA ESPERANZA

Vuelve el sueño de un mundo feliz, pero no como nos indican algunas obras de fantasía dura, en negativo, sino desde la naturalidad de la dicha que compartimos y elevamos al Cielo de los Dioses en la Tierra.

Regresa con sorpresas, advirtiendo que algunos se quedaron en otras dimensiones, en otro juego, con sus cartas descubiertas. Nos dijeron ser amigos, y puede que hasta lo intentaran, pero nada fue suficiente, ni siquiera su egoísmo. En su día no los advertimos bien: no supimos mirar.

No pasa nada. De todo se aprende: la jornada viene con el placer de la lección amarrada a la realidad, al ecosistema de los amigos, que emprenden las mejores singladuras aunque el viento no acompañe.

Juntamos las experiencias con las nubes en sus puntos más atractivos, donde admiramos la belleza de la Naturaleza, que nos compone con fórmulas de amor intenso en sus más diversas variables. Vuelve, y lo saboreo, ese universo de elementos de jovialidad con el que sentimos que estamos más vivos que nunca.

Además, la bondad de esta jornada es que vamos, como dijo el poeta, ligeros de equipaje. El mar que nos aguarda, extraordinario, tiene a los que debe tener, un doble motivo para la esperanza.

Juan TOMÁS FRUTOS.