Insinúa
que puede. Es como un aviso. Lo más fuerte está por suceder. Lo valioso anda en
juego. El peligro acecha, pero ello no le amilana. Da un paso adelante. Es su
modo de ser.
Se
compromete consigo mismo para avanzar con aires de quien no cede ante nada. No
caerá, y, si lo hace, pagará el precio convenido por algo tan corriente como es
morir.
Renace en
esa tarde, como ya ha hecho en otras ocasiones. Constata que nada surge, sobre
todo si es bueno, por casualidad.
Se queda
en el mejor sitio para afrontar la lid: no ha de dispersarse. Se comunica con
la verdad, con un asomo de ésta, con una apuesta que busca firmeza. Hay un
pronóstico que incluye cambios. Confía.
Todo
merece la pena en esta oportunidad, por la que tanto ha bregado. Está listo.
Suena el compás de la pugna que enseña a continuar e incluso a perder con
decencia.
Glosaba
al principio que podía, y ahora demuestra que es capaz de eso y de mucho más.
Ya es una confirmación.
Juan TOMÁS
FRUTOS.
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