Quieres
decirme
en
la mañana soñada
que
nada fue como pensamos.
Prefiero
el silencio del alba,
que
ya me contó
que
tu marcha tenía motivos.
Los
comprendí,
y
también en silencio me despedí,
aunque
no lo supieras.
Nada
fue como soñamos.
Por
eso, aunque queramos decirnos algo,
entiendo
que ya expresamos todo
con
equívocos y vacíos.
Lo
mejor es dejar discurrir el día,
que
el día de mañana vendrá,
lo
creas o no,
con
un hola salubre
y
más de una solución.
Juan Tomás Frutos.
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