En cualquier era podemos detectar a alguien que trata de contar algo a sus congéneres. Es un papel básico, y hasta necesario. La opinión pública precisa de ser alimentada con lo que ocurre y con su interpretación pertinente. Sin embargo, ha de ser alimentada a favor de la salubridad del colectivo. Por lo tanto, a la hora de relatar sucesos hemos de ser ilusionantes y positivos. Digámoslo claro.
Todo un bagaje instrumental ha
rodeado al Periodismo desde que nace de una manera incipiente y poco definida
hasta nuestros días. Los avances tecnológicos han sido una consecuencia de los
anhelos de ir ganando partido a los elementos de la naturaleza, y, en concreto,
en el ámbito comunicativo, son utilizados para perseguir una mejora en el
conocimiento, que es lo que nos distingue, a priori, del resto del medio
natural, pues tenemos capacidad de analizar lo abstracto y de vislumbrar lo que
ha sido, el porqué, así como su futuro, sus consecuencias y las posibles
modificaciones en las conductas y actitudes. Tengamos esto en la mente a la
hora de informar de eventos complejos.
Estamos convencidos de que el Periodismo basado en la Red de Redes y que consulta y se nutre de estos avances está mejorando, y más que se lucirá. El aprendizaje es multidisciplinar. Conviene que con ética y talento miremos al futuro, con los pies en el presente y sacando partido a los fundamentos del pasado. Los beneficios, con seguridad, serán compartidos, pues la labor del Periodismo está en el mismo vértice, en el mismo eje, de la sociedad. A ella le pertenecemos los que ejercemos esta maravillosa tarea.
Porque es así, casi de manera absoluta, defendemos una apuesta llena de sensibilidad, cordialidad, mesura y conocimiento en el caso de que abordemos, informativamente, hechos y sucesos que tengan como resultados o protagonistas a víctimas en los más diversos órdenes. Pensemos en ellas como si fuéramos nosotros mismos. No nos equivocaremos con esta actitud.
Juan TOMÁS FRUTOS.
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